No pierdas las propiedades

 Pasos equivocados

Cuanta gente les encanta las infusiones, pero cuanta gente lo desperdician o no aprovechan las propiedades de ese té, por no realizar bien la infusión, te dejo los pasos para que no te equivoques y cometas errores.

 

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 No usar buen Agua

El agua es un elemento primordial para elaborar un buen té. Estas infusiones, como el café, se componen en un 95-98% de agua, por tanto, resulta obvio que su calidad influirá en el resultado. Es importante que el agua no sea dura, con muchos carbonatos de calcio y magnesio, “porque estos minerales pueden cambiarle el sabor”, explica Jing Jing, y añade: “Si usamos la del grifo además debemos procurar evitar el cloro”.

Otro punto importante es calentarla sin dejar que llegue a hervir (“si hierve, debemos esperar un poco a que se enfríe o añadir un poco de agua fresca para bajar la temperatura”), teniendo en cuenta que cada variedad de té se desarrolla mejor en una temperatura determinada.

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Elegir teteras o infusionadores de materiales poco adecuados

Podemos infusionar el té en tetera o bien en taza, pero en ningún caso deben ser de materiales que desprendan aroma o partículas en el té. Ambròs Genís, copropietario de Tetere y marido de Jing Jing, prefiere la cerámica (concretamente las teteras de Yixing) a la porcelana o el vidrio (“está bien que puedas ver la intensidad del color y la forma de la hoja del té”), y advierte que hay tazas o teteras de barro que pueden dejar un cierto sabor a tierra. “Las teteras esmaltadas son prácticas porque no son porosas y eso permite que no queden impregnadas de sabores. Las no esmaltadas es mejor siempre utilizarlas con tés de aroma y sabor similar”.

El hierro se puede utilizar pero puede no ser el mejor aliado, “porque no mantiene la temperatura tan bien como la cerámica”.

Y atención también con los infusionadores pequeños de tipo bolita: “No somos nada partidarios porque aprisionan la hoja del té y le impiden que se abra en plenitud, si se quieren usar, es mejor que sean grandes”, explican nuestros expertos del té.

No precalentar la taza

Antes de infusionar un té, debemos preparar la taza donde lo vamos a tomar o la tetera que lo va a servir. Aunque nos parezca una nimiedad, es importante precalentar para evitar que baje la temperatura del agua que hemos preparado y que añadiremos después para hacer el té, y así conseguir un mejor sabor y aroma. Para precalentar, simplemente calentamos agua, la introducimos, la dejamos hasta que el recipiente esté tibio, y luego la vaciamos.

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No calcular el rato que cada té necesita para infusionar

Una vez tenemos la taza o la tetera preparada, echamos las hojas de té y vertemos el agua que hemos calentado. Adaptarlo a nuestro gusto será la clave, a medida que conozcamos el carácter (como se comporta el té en infusión) del té.  Porque calcular el tiempo de infusión de cada té depende de la cantidad de hojas (más hojas, menos tiempo), de si están rotas o enteras (más rotas, menos tiempo) y de la temperatura del agua (más temperatura, menos tiempo).

También de la variedad de té, de la forma como ha sido cultivado, recolectado y procesado. En general, los tés con un nivel de oxidación más elevado (oolong y negro) necesitan tiempos superiore a los verdes.

El té verde japonés necesita menos temperatura que el chino. Para dos tazas entre 2 y 3 minutos.  “En la China, el procedimiento de recolección es todavía manual, la hoja está más entera y tarda un poco más, por tanto serían unos 3 minutos”.

No calcular la cantidad de té y agua

Para que la infusión nos salga perfecta hemos de tener en cuenta las proporciones de té y agua con las que trabajamos. Hay que conocer el carácter (la temperatura y tiempo de infusión que permite) del té para determinar bien cantidades y temperaturas.  Jing Jing Yuan nos da una fórmula aproximada válida para todo tipo de té: para dos tazas, calentar 300 ml de agua y colocar 4 o 5 gramos de té. Lo ideal es preguntar a nuestro vendedor, “porque en las tiendas podemos recomendarte no sólo como hacerlo, también contarte muchas cosas más sobre la variedad que elijas”.

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No  fijarnos en el aspecto de la hoja a la hora de comprar el té

 

No se puede decir que sea un error preferir la comodidad de comprar el té en bolsitas a comprarlo natural. Pero para nuestra experta, “cuando compramos bolsitas no podemos apreciar el color, aroma (los pierde con el tiempo) y la integridad de la hoja, características que son muy importantes para obtener un buen té”.

La bolsita de té fue un invento norteamericano que a principios del siglo XX convirtió en algo rápido y práctico una tradición asociada a todo un ceremonial pausado y excelentemente servido.  Para el gurú del té británico William Gorman, ese empaquetado salvó a la industria del té porque se supo adaptar a nuestro ocupado día a día.

Jing Jing también destaca que el té es una cultura. No le gusta que se tome un determinado té solo porque está de moda, como ocurre con el té matcha: “Se ha popularizado mucho por sus propiedades benéficas para la salud, pero no se tiene en cuenta que pertenece a una cultura ritual desarrollada en Japón, y que ya era conocido y elaborado en la dinastía Song, de China”, apunta la experta, que conoce bien, por su propia historia, el valor de las ceremonias y la tradición.

Pensar que el té verde siempre tiene menos cafeína que el negro

Décadas atrás se sospechaba que el té podía contribuir a desarrollar determinadas enfermedades graves, pero hoy en día hay variedad de pruebas y estudios que indican que el té tiene efectos beneficiosos para la salud. Contiene compuestos antioxidantes, antiinflamatorios y vasodilatadores que protegen contra las cardiopatías. “También ayuda a la digestión, mejora la concentración y es diurético”. Los tes contienen la misma Teína, pero cambian los Taninos.

Conservación

Por último, en lo tocante a la conservación, hay que recordar que las infusiones se hacen con productos deshidratados, que no necesitan ser frescos, e incluso la frescura puede ser un factor negativo porque propicia la existencia de vida microbiana. Nunca hay que guardarlas en la nevera, por la humedad que aporta esta, aunque algunas flores frescas que se añaden a las infusiones sí se pueden congelar para mantenerlas más tiempo. Si se mantienen lejos de la luz, la vida media de las infusiones está entre uno y dos años. Hay que conservarlas en lugar fresco, seco y alejadas de fuentes de calor. Algunos productos no deben guardarse en recipientes metálicos: por ejemplo, los taninos de algunos tés reaccionan con los metales. Es preferible el vidrio o incluso el plástico.

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Cuidado con el consumo

En todo caso, cada infusión es distinta. La gran mayoría no tiene aporte calórico y por ello se usan en dietas de control de peso. Sin embargo, no debemos abusar por ejemplo de las que tienen un fuerte efecto diurético porque pueden afectar al normal funcionamiento de los riñones y del corazón ya que alteran la homeostasis del sodio y del potasio, y pueden generar calambres musculares o convulsiones, hipotensión, mareos y arritmias si el uso es excesivo.

También es aconsejable que aquellas personas con anemia a las que les guste el té, dejen pasar un tiempo de al menos 20 minutos después de la comida o la cena hasta tomarse una taza, ya que muchos estudios han demostrado que la ingesta de té inhibe la absorción del hierro, especialmente el de origen vegetal, sino se deja pasar un tiempo hasta que comience la digestión.

 

Si aun no tes descargaste mis consejos básicos para que tu salud y tu vida den una vuelta total, realiza esos cambios poco a poco y te aseguro que será mucho más feliz.

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