La publicidad a veces salva vidas puede resultar sorprendente pero prueba de ello son algunas exitosas campañas de organismos como DGT, que han ayudado a reducir el número de siniestros y muertes en nuestras carreteras.
Pero algunos anuncios pueden terminar provocando peligrosas distracciones e incluso accidentes.
Incluso otras muchas veces se apoyan en medias verdades, en agujeros legales y mensajes escondidos subliminales que nos acerca mucho mas a la enfermedad que a la felicidad, como muchas veces nos prometen esos anuncios.
Casi todos hemos sido víctimas o al menos visto una publicidad que promete algo sobre una marca o producto y que termina siendo, si no un fraude, sí engañoso al menos. La publicidad engañosa o desleal es un problema que ha existido desde el inicio de la profesión y que parece no tener fin.
Pero el problema puede ser un engaño pequeño o inocente, un pequeño gasto sin utilidad, un producto que solo nos servirá para decoración sobre una mesa de casa.